La pandemia nos hace conscientes de lo larga que es la lista de colectivos esenciales para el funcionamiento básico de la sociedad.

De lo larga que es la lista de las personas dispuestas a echar una mano para mejorar las condiciones de vida de otras personas.

Pero la lista más larga, y la que no nos atrevemos a numerar, es la de las personas, individuales o en colectivo, que ven agravada su vulnerabilidad. Muchas personas sobreviven en nuestras ciudades amparadas en su invisibilidad ante otras personas o instituciones racistas, esa discreción protectora se ve amenazada cuando un sector de la sociedad busca a quién culpar de las desgracias colectivas.

Es relevante como algunos colectivos vulnerabilizados por la sociedad, de repente, aparecen como “causantes” de lo que la sociedad del bienestar no sabe explicarse.

Paula Guerra (Guerra, 2020) expone en el periódico digital El Diario.es, el 20 de marzo, cómo personajes públicos[1] pueden influir en el comportamiento racista de una parte de la población que solamente necesita una excusa para agredir:  hay personas que viven conteniendo un impulso racista porque la sociedad no les permite tener ese discurso “incorrecto” y que, cuando oyen a un personaje público hacer comentarios acorde a su pensamiento, se sienten legitimadas para exteriorizar su racismo en forma de agresión. El racismo interiorizado resurge con fuerza en situaciones extremas como la que estamos viviendo en el confinamiento con el Covid19. Así vemos el repunte de acciones y expresiones en contra de la comunidad gitana, episodios recurrentes y que se disparan con una “excusa de bajo nivel”. Esta crisis sanitaria que despierta el instinto de autoprotección, la “excusa” es percibir a la persona que no es “como yo” como alguien amenazante, sospechosa, repudiable.

Casos como los que el domingo 5 de abril explica el periódico La Vanguardia de Barcelona (Carrasco, 2020), en que se hace eco de uno de los recursos que se tomaron en Panamá para regular la reducción de circulación de personas por sus calles. Tres días por semana para hombres y tres días por semana para mujeres. La comunidad trans tuvo que aceptar por fuerza que su identidad sexual se redujera a lo que explicita su documento de identidad.

Ejemplos que nos ofrecen publicaciones online y que nos permitimos visibilizar porque reflejan lo que una buena parte de la sociedad esta constatando personalment estos días en un transporte  público con pocas de personas, pero repleto de suspicacia y sospecha.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, Youssef Ouled escribía en Liberties:

“… si hay una similitud entre el racismo y el COVID-19, es que mientras este último afecta a todos por igual, el racismo no es solo un problema de quienes lo sufren, sino de todos, en especial, de aquellos que no lo viven por estar en el lado privilegiado y prefieren mirar a otro lado. Ahora que, por un periodo limitado de tiempo, sabemos que la policía nos identificará incluso al salir a comprar el pan, debemos reflexionar sobre aquellas personas para quienes estas identificaciones no son excepción, sino norma por su condición étnico-racial.” (Ouled, 2020)

La reflexión de Ouled nos lleva por distintos rincones de lo que llamamos “racismo”, dándole un contexto universal que va mucho más allá del Covid19: “El racismo no es un virus. Es un fenómeno secular que modela sociedades determinado las condiciones de vida (…) hablamos de raza como construcción histórica que condiciona todos los aspectos de la vida a nivel social, económico y político” (Ouled, 2020) y, a la vez, mostrando cómo esta pandemia desinhibe discursos aprendidos, pero no aprehendidos sobre prejuicios interiorizados que hacen aflorar nuestros instintos racistas. Las identificaciones indiscriminadas, la negación de alquiler a personas con nombres de origen árabe, la presunción de culpabilidad por tener un color de piel más oscuro, la suposición de pereza por haber nacido en “X”, la suposición de evasión de impuestos per haber nacido en “X” … Estas expresiones ya empiezan a ser “políticamente incorrectas” – el discurso aprendido, pero no aprehendido -, pero su contención ha explotado y se ha añadido otra: “a saber qué nos habrán contagiado estos negros/marroquíes/chinos/panchitos” (De frases cómo estas, hemos sido testigos presenciales en los momentos de espera para accedir a comercios esenciales).

Así, encontramos dirigentes como D. Trump que utilizan gentilicios en lugar del nombre oficial del virus. Algo que levantó la voz de E. Tendayi Achiume, relatora sobre formas contemporáneas de racismo en ACNUDH[2], advirtiendo que esa irresponsabilidad sirve solamente para estigmatizar a personas racializadas.

“No es momento para la semántica”, según Achiume (Amnistía Internacional, 2020) (Báez G., José Ricardo, 2020), aunque precisamente de eso se trata: nuestras palabras pueden generar reacción y pensamiento, que, a su vez, influirán en mentalidades que, finalmente, pueden generar estructuras. Hablar objetivamente del virus, como crisis sanitaria nos llevará a encontrar soluciones sanitarias, pero hablar del “enemigo” refiriéndonos al virus, hará que busquemos soluciones bélicas que, por definición, no son ni democráticas ni generadoras de igualdad social. La semántica es importante porque desencadena, explicita, unifica, revela lo in-nombrado. Puede ser positiva o negativa, pero es, con toda certeza, un dardo lanzado.

Esta semántica nos llega a través de las redes sociales digitales y se expande entre las redes sociales presenciales. Nos entregamos a una “infodemia”[3] que nos rodea más incluso que el Covid19, en tanto accedemos a él a través de nuestros propios mecanismos de autoinformarnos por redes digitales o círculos personales.

Habrá consecuencias en la vida de las personas vulnerabilizadas que agravarán, si cabe, los prejuicios a los que ya se enfrentaban. Los colectivos frágiles no se han generado con el confinamiento, ya estaban ahí, lo que nos ha sucedido es que ahora los vemos más claramente, más cruelmente.

Habrá que hacer un esfuerzo creativo para elaborar herramientas útiles que nos permitan ampliar nuestro margen de interacción, generar palabras que ayuden a rebajar el nivel de violencia que “nos regala” la sospecha sobre la persona desconocida.

Vamos a tener que escuchar con más atención, y encontrar espacios para poder pensar preguntas nuevas que renueven respuestas que ya no nos sirven.

Por ejemplo, ya no nos sirve limitarnos a “3R”, hay que combinarlas con otra “R”[4]: Reducir, reutilizar, reciclar y redistribuir. En una redistribución que incluya no solamente temas materiales sino también redistribuir todo el ámbito de cuidado personal y personalizado, redistribuir la responsabilidad en los desafíos que se nos han hecho aún más evidentes sobre ecología y justicia social o redistribuir oportunidades de participación ciudadana. Porque al redistribuir con consciencia de bien común podremos dejar de considerar al “diferente”, al “recién llegado” como una amenaza, podremos vernos a todas como gerentes de un entorno común. Todas tenemos un papel a desempeñar, solamente hay que saber cuál es el de cada una y reconocer el de las demás.

En esa redistribución podemos avanzar hacia el equilibrio deseado y la equidad de la redistribución de los recursos naturales y sociales. Estos recursos nos han quedado enmarañados en una estructura burocratizada que los ha convertido en bultos sin forma.

Ante la posibilidad de un repunte del control espontáneo y sin filtro (policías de balcón, denuncias por miedo, sospecha deshumanizada), una de las cosas que podríamos hacer es encontrar gestos y expresiones que ayuden a rebajar la tensión colectiva y a encontrarnos entre nosotras como los seres humanos que somos. El autocontrol en el juicio sobre las acciones de personas desconocidas retarda reacciones que pueden resultar injustas.

El confinamiento físico sin autocontrol nos podría conducir a un confinamiento mental y espiritual, alimentando una violencia ante lo que amenaza “mi” seguridad y “mi” estado de salud. La ira, la rabia, la frustración, la impotencia puede ir configurando una agresividad sostenida. Tenemos medios para prevenir esa espiral, y uno de los más potentes es el trabajo conjunto entre personas con distintas percepciones, pero con una sola preocupación: responder a la necesidad de participar en un nuevo orden social en el que la transparencia y colaboración estén por encima de la sospecha y la discriminación. Por supuesto una distribución justa y equitativa del trabajo contribuye definitivamente a ello. Son caras distintas del mismo poliedro.

Encontremos razones para vivir juntas, miremos no solamente lo que hemos perdido, sino – y con mucha atención – miremos lo que queremos generar como sociedad.

 

Fuentes de documentación y lectura inspiradora

Amnistía Internacional. (17 / Marzo / 2020). Amnistía Internacional presenta un decálogo de derechos humanos para afrontar la pandemia del coronavirus. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/amnistia-internacional-presenta-un-decalogo-de-derechos-humanos-para-afrontar-la-pandemia/

Báez G., José Ricardo. (23 / Marzo / 2020). ONU rechaza declaraciones que expresen xenofobia y discriminación racial por coronavirus. Agencia Anadolu. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.aa.com.tr/es/mundo/onu-rechaza-declaraciones-que-expresen-xenofobia-y-discriminaci%C3%B3n-racial-por-coronavirus-/1776726#

Carrasco, C. (5 / Abril / 2020). Nueva discriminación LGBTI por la pandemia de la Covid-19, La. La Vanguardia. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.lavanguardia.com/participacion/lectores-corresponsales/20200405/48284394819/panama-secregacion-sexo-cuarentena-covid-19-discriminacion-lgbti.html

Deen, T. (25 / Marzo / 2020). Supremacía blanca, xenofobia y “virus chino”, un coctel en tiempos volátiles. Interpress Service. Agencia de noticias. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.ipsnoticias.net/2020/03/supremacia-blanca-xenofobia-virus-chino-coctel-tiempos-volatiles/

Gold, H. (5 / Marzo / 2020). “Infodemia” en internet: la desinformación se volvió el mejor aliado del coronavirus. CNN España. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://cnnespanol.cnn.com/video/coronavirus-covid-19-desinformacion-mitos-rumores-dudas-oms-falsa-fake-news-oficial-pkg-digital-original-cnn/#0

Guerra, P. (20 / Marzo / 2020). Coronavirus: el racismo que la pandemia deja al descubierto. El Diario.es. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Coronavirus-racismo-pandemia-deja-descubierto_6_1007959216.html

Infobae. (11 / Abril / 2020). Qué es la infodemia y cómo influye para promover la discriminación en medio de la pandemia de coronavirus. Infobae. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/04/que-es-la-infodemia-y-como-influye-para-promover-la-discriminacion-en-medio-de-la-pandemia-de-coronavirus/

Naciones Unidas. (7 / Abril / 2020). Los Gobiernos deben responder con igualdad racial a la pandemia del coronavirus. Noticias ONU. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://news.un.org/es/story/2020/04/1472532

Ortiz, A. (10 / Abril / 2020). Se duplican denuncias por discriminación a personal médico por COVID-19. El Universal. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/se-duplican-denuncias-por-discriminacion-personal-medico-por-covid-19

Ouled, Y. (21 / Marzo / 2020). Reflexionar sobre el racismo en tiempos de pandemia. Liberties. Consultat el 11 / Abril / 2020, a https://www.liberties.eu/es/news/racismo-perfil-etnico-pandemia/18949

Pons, E. (2 / Abril / 2020). El control social será uno de los grandes ganadores de la pandemia. Catalunya plural. Consultat el 13 / Abril / 2020, a https://catalunyaplural.cat/es/marina-garces-el-control-social-sera-uno-de-los-grandes-ganadores-de-la-pandemia/

[1] En el artículo la periodista se refiere explícitamente a dos personajes públicos del Estado español, pero podemos extrapolar a otros territorios.

[2] ACNUDH / OACDH: Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

[3] “Infodemia”: neologismo lanzado por la OMS, que combina las palabras “información” y “epidemia”, para referirse al virus de la desinformación y las noticias falsas. (Infobae, 2020) (Gold, 2020)

[4] De hecho, estas “R” hace tiempo que dejaron de ser 3, y son cinco: Reducir, reutilitzar, reciclar, reparar y redistribuir. Aquí resaltamos la quinta “R” de la redistribución, resaltando su relevancia social actual y más en el contexto temporal de este articulo.

 

El artículo se publicó en el Full informatiu del Col·legi d’educadores i educadors socials de Catalunya, en julio 2020 (https://www.ceesc.cat/2014-11-03-13-05-23/noticias-blog/1054-full-informatiu-91-estiu-20)