Esta experiencia de investigación colectiva, de reflexión y transformación se estructuró en forma de laboratorio que dio voz, redefinió conceptos, descubrió herramientas, abrió puertas, planteó más preguntas.

Se convocó a un equipo de 16 personas procedentes de 9 países, de edades, biografías y vulnerabilidades muy diversas para una experiencia de investigación participativa.

Se les invitó a responder a preguntas urgentes y cercanas alrededor de la discriminación, la justicia social, y las posibilidades de acción.

El campo de trabajo se estructuró con un hilo conductor: dar respuesta a preguntas primarias y otras que surgieron durante el trabajo de forma participativa, experimental, transdisciplinaria y holística.

Laboratorio Antidiscriminación Campo de Trabajo – Galería

Partiendo de una promoción de cultura de paz, se plantearon tres ejes: el Corporal, el del Laboratorio de Anti-discriminación y el Artesanal. Estos ejes estructuraron la rutina diaria del campo de trabajo y estuvieron relacionados en todo momento.

Diariamente hubo sesiones de entrenamiento corporal, de preparación y conexión entre el cuerpo y la mente. Des de una cultura de paz, se practicó la autodefensa y la prevención de la violencia. En las sesiones del eje artesanal se exploraron temas a través del body painting, el trabajo con madera o los telares, entre otros.

El Laboratorio de Anti-Discriminación, exploró de forma colectiva algunos de los mecanismos actuales de discriminación y opresión de nuestra sociedad. Las participantes reflexionaron sobre la normatividad de género, el racismo y otros ejes identitarios de las personas en el contexto específico de su día a día, entendiendo de qué modo se relacionan causando empoderamiento o vulnerabilidad.

Este laboratorio contó con la confianza, participación y entrega de las participantes y mediante varias dinámicas de aproximación cualitativa, se compartieron experiencias y conocimientos que permitieron al grupo ir cohesionándose y hacer un trabajo de análisis y reflexión profundo.

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Aprovechamos los recursos del entorno para algunas de las actividades del Laboratorio Anti-discriminación para trabajar cuestionando y reflexionando sobre algunos dilemas en la práctica de nuestro día a día, sobre nuestro margen de maniobra ante el sexismo, el racismo y otros mecanismos de discriminación. De este modo, una ruta a pie por la montaña, por ejemplo, se entrelazó con una actividad de reflexión profunda sobre violencia en la que se trabajó de forma individual y en equipo.

Siguiendo una metodología de investigación transformativa, cualitativa, inductiva, creativa, transdisciplinaria, tomamos consciencia de nuestra propia creatividad, diversidad de habilidades y capacidad de análisis. El equipo funcionó con una dinámica intensa, cuidada y que generaba espontáneamente calor humano y solidaridad.

Creando una cultura de trabajo en el equipo de horizontalidad pudimos explorar experiencias y saberes contenidos en ellas acerca de la violencia, la agresividad, la humillación o dolor, que aparecieron como algunos de los elementos emergentes al trabajar los mecanismos de discriminación. Hicimos este acercamiento conceptual desde una cultura de paz.

Nos enfrentamos a preguntas incómodas ¿Por qué motivos me discriminan? ¿Por qué factores me discriminan y qué tiene que ver mi identidad con ello? ¿Por qué motivos y de qué maneras discrimino yo? ¿Puedo hacer algo? ¿Qué puedo aportar?

Los resultados de este campo de trabajo son y serán devueltos a la sociedad para contribuir a saberes de sostenibilidad social, aportando una perspectiva innovadora que pueda ser útil e inspiradora a actores de la sociedad claves.

De los resultados conceptuales, los avances metodológicos y las relaciones personales surgidas de este proyecto nacen otras propuestas en las que Lighthouse está actualmente trabajando.

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